jueves, 2 de diciembre de 2010

Promesas

He prometido vivir despacio, intensamente, desde hace unos tres años. Sin dejar oprimir mi mente por aquéllos y quienes en sus jaulas de metal,escapan a la velocidad del libre. Estoy entre los dientes del lobo que pudo sostenerme con su lengua bailando la música sigilosa del olvido. Hemos cultivado desde hace siglos la manera de dejar de crear espectativas más humanas, hemos invocado la carrera de sumirnos en esta máquina atropellada de engranajes,olvidando que la técnica una vez estuvo a nuestro servicio. Preguntarnos ahora que aquello que nos mantiene en una brecha constante sin poder intruducirnos en el rítmo de los aconteceres impotentes de esta vida seca. Hay que arrancarle los párpados a nuestras cansadas retinas e impedir que se duerman definitivamente.