sábado, 15 de diciembre de 2012

Acto profético I



Una tipa llora de tanto reírse de sí misma encima de un escenario. Pero hay quien piensa que "no se ríe" si no que es un entusiasmo sincero. El suelo se tambalea y muchos de los invitados se retuercen incomodados en sus asientos. La muchacha en cuestión devenía sacerdotisa y se le hinchaba el pecho de papel maché y sacaba chispas de sus ojos llevados de un lado a otro por un pedazo de mierda llevado del lado a otro que pendia de un hilo. Su voz era como el trueno que brota del abismo del ocaso tras el atardecer anunciando el mundo dadaísta de un nuevo amanecer.